Los Mejores Restaurantes en Venice, California

En el Barlo, el chiste son los pequeños y selectos platillos; crujientes orejas de cerdo, unas suculentas papas gratinadas con costillitas, palitos de pescado mahi batido con cerveza. Un pequeño grupo de platillos pueden constituir una merienda razonablemente completa, de principio a fin, de esta sección del menú. Pero no querrás que eso te quite la oportunidad de probar el incomparable pay de conejo y calabacita, horneado con el hueso saliendo varios centímetros fuera de la corteza. Toda esta sabrosa comida seguramente te dará sed. Afortunadamente, el juego de cocteles del Barlo está, como dicen, al fregazo. Además de sus atractivos cocteles añejados en barril, el menú cuenta con selecciones de temporada, hechas con los ingredientes más inesperados. Su Gin Up, por ejemplo, utiliza jarabe de té de menta y vapor de ajenjo para mostrar las complejidades herbales del espíritu del mismo nombre. Convenientemente localizado en el vestíbulo del hotel Erwin, a unas cuadras del paseo de la Playa Venice. Así que si terminas quedándote aquí, tienes la ventaja extra de poder arrastrarte a casa después de todos esos inevitables cocteles.

El más nuevo proyecto del chef Josiah Citrin abrió justo al sur de los canales de Venice al final del año pasado. No le tomó mucho al restaurante conceptual hacerse de su propio territorio dentro del paisaje culinario del lugar. El tema aquí es “Barbacoa de patio”; fuertes sabores ahumados, y bordes chamuscados en prácticamente todo lo que comas. Esto incluye los inesperadamente importantes vegetales. Recuérdalo mientras te pierdes en la docena de opciones de proteínas que te atraen con promesas de condimentos caseros como chimichurri de mostaza y paprika, y salsa chipotle al vino tinto. En cuanto a los vegetales, las zanahorias asadas al carbón, bañadas en hierbas, miel y queso fresco de cabra son suficientes como para ameritar que detengas todo lo demás. Igual que las coles de Bruselas chamuscadas, con hongo Portobello, chile calabrés, y un huevo cocido de pato en el centro. Sorprendentemente, los platillos aquí hacen brillar a un vegetal que comúnmente se le asocia con insipidez: el repollo. Una dura orilla entra en contacto directo con las brasas del fuego, quemando el exterior, mientras permite que sabores ligeramente caramelizados se escurran hacia el centro. El yogurt con cáscara de limón ahoga el humo con acidez y grasa. SI pueden hacer tanto con el repollo, imagínate lo que podrán hacer con las costillitas.

Cuando Firestone Walker se cambió al vecindario a principios de año, después de muchos meses de retraso, el ambiente artesanal local se intensificó den un día para otro. Fue fundado en la Costa Central, y es una de las diez más grandes cervecerías artesanales del país. El bar cervecero circundante marca su primera expansión fuera del sur de Santa Bárbara. Aunque incluye instalaciones de producción enteramente funcionales, por ahora, la preparación de cerveza ha sido detenida por obstáculos burocráticos. Mientras tanto, puedes conformarte con más de veinte barriles de bebidas premiadas, que abarcan cada estilo imaginable. Para respaldar esas pintas, hay una colección de especialidades culinarias que ponen a tu bar local en ridículo. Algunas de las más notorias son la falda ahumada por 18 horas, tacos de panza de cerdo a la cerveza en tortillas de maíz de la casa, y ensaladas verdes de temporada. El espacioso interior reutiliza muebles y accesorios sacados directamente de la fábrica cervecera. También tienen una tienda independiente que vende botellas y permite catar las cervezas, para que puedas llenar tus tarros, o llevarte botellas raras.

El eterno favorito del Venice. A pesar de que ver a las personas es algo así como un deporte por esos lados (está casi garantizado que verás alguna celebridad), estás aquí por la comida. Y en ese aspecto, su impecable cocina es la verdadera estrella del show. Es difícil equivocarse con su menú. Una esotérica charcutería con les rillettes de jabalí y porcheta di testa, que no son menos mágicos que la coliflor asada a la leña, o las habas cocidas a fuego lento con menta y pecorino. Su moderna comida americana siempre buscando el sazón italiano. El hermoso patio exterior siempre tiene mucha demanda, así que no esperes que los meseros te consientan mucho; tienen muchas mesas que atender. En cuanto a las bebidas, sólo hay cervezas y vinos aunque usan elegantes vermuts para una limitada selección de cocteles sin licor. Lo mejor son los platillos pequeños, así que es mejor venir con un grupo de cuatro o más para probar de todo. Sólo haz reservaciones, o pasa un periodo de espera algo largo de compras en el Abbot Kinney, lo que no es necesariamente malo.

Decir que el Gjusta es una simple panadería es una equivocación. ¿Producen algunos de los mejores panes en la Costa Oeste? Ciertamente. Pero este almidón señorial sirve principalmente para traer algunos de los sándwiches más vibrantes y sabrosos que jamás hayas introducido en tu boca. ¿Necesitas pruebas? No busques más que la porchetta derretida; húmedo y suave puerco flanqueado por queso fontina, rapini de brócoli y cebollas asadas dentro de un baguette. Si crees que eso es todo, por nueve dólares puedes hacer tu propio sándwich, con un pequeño ejército de carnes, quesos, vegetales frescos y aderezos a tu disposición. Cárgate de carbohidratos para el viaje a casa con una cornucopia de postres y panes recién horneados, que van desde el babka hasta el trigo, plátano y hogaza de nuez. Pedir simplemente masa fermentada aquí no es suficiente, ya que las de semillas de centeno, de trigo con sésamo, y pan de campo son algunas de las variantes a disposición. Lleva tu tolerancia al gluten como una medalla de honor.

Recién abierto después de una larga renovación, el café está de regreso y mejor que antes. El iluminado y cómodo espacio muestra arte local en las paredes, mientras plantas y luminarias globulares cuelgan del techo en cuerdas trenzadas. Como un concepto multipropósito, el Rose es parte restaurante, parte cafetería, parte panadería, funcionando conjuntamente en perfecta armonía. Su menú de comida va dirigido a los diversos tipos de dietas de los alrededores. Un componente traído del Mercado del Granjero son los vegetales de temporada, que incluyen zanahorias asadas a la lumbre, chamuscadas a la perfección y mejoradas con kale pesto y queso ricotta delicadamente untado. Los devoradores de carne pueden agasajarse con un filete estilo tomahawk, o crujiente panza de puerco bañada en una salsa de coco estilo tailandesa. Hay charcutería casera de la carnicería, pasta artesanal, pizza con tiras de chile en escabeche. Para las personas con prisa, pueden llevar su café gourmet en una mano, y un postre estilo francés en la otra. Y ni siquiera hemos llegado a las impresionantes mezclas que se hacen tras la barra, o la extensiva cava que se encuentra en la esquina del área de comida. Ofrecer tantas cosas a tantos tipos de comensales es impresionante por sí mismo, pero su ejecución suprema en todas esas áreas a la vez es la marca de un restaurante excepcional.

Esta es la óptima colisión entre un acercamiento moderno y un clásico a la cocina italiana. Puedes ordenar una falda a la milanesa, y deberías hacerlo, es tremenda. Pero, mejor que la ensalada de rúcula que has aprendido a esperar, un jardín de hojas de diente de león, hinojo, berro, y vinagrera toman su lugar. La lasaña puede parecer algo clásica, hasta que pasas por todas las esponjosas capas hasta la carne de conejo en el centro. Calamar frito, el clásico de los aperitivos italianos, es mejorado con tinta de calamar, servido a tu mesa en un impactante tono negro azabache. Todo es muy familiar, pero a la vez muy diferente. Y también está el licor. El Scopa es un asunto cavernoso, y su barra parece asomarse por encima de las cabezas, dominando la pared entera (del techo al piso). Llenando los anaqueles se encuentra una de las colecciones más curadas de bebidas espirituosas en el sur de California. Abarcando cada categoría concebible, servidos por mezcladores lo bastante expertos como para usar una asombrosa cantidad de esas botellas para preparar inolvidables bebidas. Ahh, y no olvides el postre. El pay de queso ricotta fácilmente cumple el cometido, aunque establecer su textura ideal es desquiciantemente difícil. El zeppole, que es esencialmente un pastel de embudo en forma de bola, es espolvoreado con una ingente cantidad de azúcar y servida en una bolsa de papel sin descripción.

Este es el mejor ejemplo de porqué no debes juzgar un libro por su portada. Metido en medio de un mini centro comercial en la terminal este de Abbot Kinney, su exterior no dice nada. Dentro, la moderna decoración rodea, con roble pulido, y un mural de una glamorosa estrella que evoca a una joven Sophia Loren. Vienes para tres cosas, todas de la misma importancia: pizza de auténtico estilo romano (la mejor de su tipo en la ciudad); la mejor hospitalidad, guiada por la infecciosa personalidad del dueño del lugar, Mario Vollera; y una detallada lista de vinos italianos, listos para tomar en abundancia. Los carnívoros piden el pay Distrito 11, con masa crujiente hecha en casa, con una cama de mozarela fresca, puré de tomate romano, salciccia de puerco, tocino ahumado y el peperoni artesanal. ¡Buon appetito!

Con una idea encantadora, desde las paredes llenas de libreros, hasta el aviso de “Cuida el Agua, bebe Vino”, esta cocina es un moderno escondite incrustado en medio de la más moderna calle del Venice, el Abbot Kinney. Para justificar ese inmueble de primera, la cocina tiene una comida americana de lo más moderna, respaldada por los meticulosamente preparados cocteles. La comida de bar estándar, como las alitas de pollo y hamburguesas reciben un tratamiento de gastrobar, el primero aderezado con cidra de manzana y linaza, y la segunda con tocino cocido y chatney de chile. Los quesos del viejo mundo son artísticamente emparejados con una experta colección de charcutería. Los ingredientes de las bebidas cambian con las temporadas, pero generalmente incorporan tonalidades como el cardamomo, lavanda e hinojo. Digno de su nombre, el Connoisseur hace eco con los bebedores veteranos, mezclando mezcal con campari y un aperitivo francés, para tener humo, especias y picor. La lista de vinos es igualmente larga, abarcando todas las regiones más importantes de Francia e Italia. Pero a pesar de los logros mencionados, probablemente esta cocina es mejor conocida por los brunch que sirven. Costillitas, omelets servidos con tocino de jamón y almejas fritas, y madame croque, son algunas de las especialidades que te esperan si no te importan las multitudes de fin de semana.